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      Cuando hablamos de vidrio en edificación es fácil pensar que todo el cristal es igual, pero la realidad es muy distinta. Distinguir entre vidrio laminado, vidrio templado y vidrio de seguridad es fundamental para evitar errores costosos en obra, cumplir normativa y garantizar el confort y la seguridad del usuario final.

      En este artículo te explicamos de forma clara qué diferencia a cada uno, cómo se fabrica, qué prestaciones aporta y en qué situaciones conviene prescribirlo.

       

      Qué es el vidrio laminado y por qué es sinónimo de protección

      El vidrio laminado es probablemente el más reconocido dentro del ámbito de la seguridad. Está formado por dos o más láminas de vidrio unidas por una o varias capas intermedias (normalmente butiral de polivinilo, conocido como PVB). 

      Esta estructura garantiza que, en caso de rotura, los fragmentos se queden adheridos a la lámina plástica, evitando que se desprendan.

      Gracias a esta característica, el vidrio laminado no solo ofrece seguridad de uso, sino también protección anticaídas y mayor resistencia frente a intentos de intrusión.

      Además, puede incorporar butirales acústicos para mejorar el aislamiento frente al ruido y filtros UV que protegen muebles y textiles de la decoloración.

      No es casualidad que lo encontremos en barandillas, fachadas acristaladas, escaparates, lucernarios y elementos donde la seguridad es prioritaria.

       

      Vidrio templado: resistencia mecánica y seguridad de uso

      El vidrio templado se obtiene mediante un tratamiento térmico que lo somete a altas temperaturas y un enfriamiento rápido. El resultado es un material con una resistencia mecánica de entre cuatro y cinco veces superior a la de un vidrio convencional.

      Su ventaja más reconocible está en la forma en la que se rompe: cuando se produce una rotura accidental, el vidrio templado se fragmenta en pequeños trozos poco cortantes, reduciendo el riesgo de lesiones. 

      Por eso es un clásico en puertas de paso, mamparas de ducha, mobiliario, fachadas ventiladas y zonas con fuertes choques térmicos.

      Eso sí, a diferencia del vidrio laminado, el templado no retiene los fragmentos, de modo que si se rompe la pieza, el hueco queda vacío. Para aplicaciones donde hay riesgo de caída o impacto desde altura, lo más recomendable es combinar vidrio templado con laminado, obteniendo así una pieza que suma resistencia mecánica y seguridad residual.

       

      Vidrio de seguridad: un concepto que une laminado y templado

      Cuando hablamos de vidrio de seguridad, en realidad nos referimos a un concepto que engloba tanto al laminado como al templado, siempre que cumplan las normativas de seguridad de uso y resistencia al impacto. 

      En este sentido, un vidrio de seguridad es cualquier vidrio que ha sido diseñado, ensayado y certificado para proteger a las personas frente a accidentes o intentos de intrusión.

      Por ejemplo, una puerta corredera de vidrio templado cumple la función de seguridad de uso al minimizar lesiones en caso de rotura, mientras que una barandilla de vidrio laminado evita la caída incluso si el vidrio se rompe

       

      Cómo elegir entre vidrio laminado o vidrio templado según la aplicación

      La elección entre vidrio laminado y vidrio templado depende en gran medida del uso previsto, del riesgo asociado y de la normativa aplicable:

      • En barandillas, antepechos y lucernarios: el laminado es imprescindible, ya que ofrece resistencia post-rotura y evita vaciados peligrosos.
      • En puertas de paso y zonas con fuertes variaciones de temperatura: el templado es la mejor opción, por su resistencia mecánica y al choque térmico.
      • En escaparates y fachadas de locales comerciales: el laminado multicapa es la solución más habitual, al aportar resistencia frente a impactos y seguridad antirrobo.
      • En interiores con requisitos acústicos: el laminado con PVB acústico ofrece confort adicional sin renunciar a la transparencia.
      • En baños y mamparas de ducha: el templado asegura resistencia frente a golpes y cambios bruscos de temperatura.

       

      Normativa y certificaciones que garantizan la seguridad

      Uno de los errores más frecuentes en la especificación de vidrio es no prestar atención a la normativa que lo regula. En España y Europa, hay tres referencias clave:

      • EN 12600: clasifica el comportamiento frente a impacto de cuerpo blando, fundamental para vidrios de seguridad.
      • EN 12150: regula el vidrio templado, su fabricación y prestaciones.
      • EN 14449: regula el vidrio laminado y laminado de seguridad.
      • EN 356: define las clases de resistencia a ataque manual, especialmente relevantes en escaparates y accesos comerciales.

       

      Ventajas comerciales de trabajar con vidrio de seguridad

      Para un instalador autónomo, un distribuidor de cerramientos o un arquitecto especializado, recomendar vidrio de seguridad certificado supone varios beneficios:

      • Reputación técnica: poder justificar cada elección con valores y ensayos normativos.
      • Menos incidencias en obra: el vidrio adecuado reduce reclamaciones por roturas o incumplimientos.
      • Valor añadido para el cliente final: mayor confort, seguridad y durabilidad de la instalación.
      • Argumento de venta diferencial: frente a competidores que ofrecen soluciones básicas sin garantía.

       

      La diferencia entre vidrio laminado, vidrio templado y vidrio de seguridad puede parecer sutil, pero en la práctica determina el éxito de un proyecto. 

      Saber cuándo usar cada uno, cómo se comportan y qué normativas los respaldan es clave para evitar problemas futuros y garantizar la satisfacción del cliente.

      Si quieres profundizar aún más en cómo elegir el vidrio adecuado en función del tipo de obra y las necesidades de confort térmico o acústico, te recomendamos leer nuestro artículo. 

       

      En Ramos Glass llevamos más de 25 años fabricando soluciones en vidrio laminado, vidrio templado y vidrio de seguridad, siempre bajo los más altos estándares de calidad y certificación europea. 

      Sabemos que cada proyecto exige un equilibrio entre estética, eficiencia energética y protección, y por eso acompañamos a distribuidores, instaladores y arquitectos en todo el proceso.

      Si quieres diferenciar tu oferta, reducir incidencias y garantizar la máxima seguridad en cada instalación, contacta con Ramos Glass.

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